El clásico o cretense surgió en el área mediterránea y se divulgó por todo el mundo, grabados en piedra, madera, pintados o acuñados en moneda.
Simbólicamente el laberinto es una metáfora del viaje de la vida.
Representa el Universo en su mundo exterior e interior.
Recorrer un Laberinto simboliza nuestro recorrido por la vida: partiendo del origen, de nuestro nacimiento, vamos avanzando, sorteando obstáculos, tomando decisiones sobre el camino a seguir, hasta que llegamos al centro, a nuestro yo más profundo, para volver al mundo con un conocimiento y comprensión más profundo de quienes somos.
Ayuda a aquietar y centrar la mente. Recorrerlo con el dedo o mentalmente nos ayuda a centrarnos, proporcionando un estado de paz y relajación.
Puede ser utilizado como elemento decorativo para colocar en la pared o sobre soporte de mesa, a la vez que como herramienta de meditación.
Representa el Universo en su mundo exterior e interior.
Recorrer un Laberinto simboliza nuestro recorrido por la vida: partiendo del origen, de nuestro nacimiento, vamos avanzando, sorteando obstáculos, tomando decisiones sobre el camino a seguir, hasta que llegamos al centro, a nuestro yo más profundo, para volver al mundo con un conocimiento y comprensión más profundo de quienes somos.
Ayuda a aquietar y centrar la mente. Recorrerlo con el dedo o mentalmente nos ayuda a centrarnos, proporcionando un estado de paz y relajación.
Puede ser utilizado como elemento decorativo para colocar en la pared o sobre soporte de mesa, a la vez que como herramienta de meditación.